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Gestión de crisis en el quirófano

Las llaves: Conciencia de situación y factores humanos

Dos historias de crisis, manejo de la emergencia y resultados opuestos en escenarios que, ante la situación crítica, tienen mucho en común:

“No te preocupes, es una operación rutinaria, muy corta, de bajo riesgo.”

En el año 2005, la joven esposa de Martin Bromiley muere en un quirófano, en una cirugía segura, que no lo fue… El análisis de los hechos mostró que no falló el equipamiento ni falló la alta tecnología, fallaron el entrenamiento de la conciencia de situación, el liderazgo, el trabajo en equipo, la comunicación: ¡los factores humanos! Así hoy, Martín, piloto de aviación comercial, lidera un movimiento de Seguridad de Pacientes, centrado en el entrenamiento en factores humanos.

Muy diferente fue el resultado del vuelo 1549 de US Airways que despegó el 15 de enero de 2009 del Aeropuerto La Guardia en Nueva York con destino el Aeropuerto Internacional de Charlotte, en Charlotte (Carolina del Norte). El avión había despegado del Aeropuerto La Guardia a las 3:11 p.m. hora local con 150 pasajeros y cinco tripulantes. A menos de dos minutos de vuelo y en plena maniobra de ascenso, a una altura de 850m, el Airbus 320 fue impactado de frente por una densa bandada de aves (gansos) dañando ambos motores y dejándolo sin propulsión. El comandante, Chesley Sullenberger, y su copiloto, Jeff Skiles, mantuvieron la calma profesional y empezaron a analizar rápidamente la situación consultando los protocolos de emergencia. Ambos motores estaban apagados y al no poder reiniciarse, los pilotos declararon la emergencia a la torre de Control de La Guardia para intentar regresar a dicho aeropuerto o una alternativa. 208 segundos después del impacto, el avión viró a la izquierda en dirección a dos probables aeropuertos alternativos (el más cercano era Teterboro) con la autorización de la torre de La Guardia que había suspendido todos los despegues en la zona; sin embargo, el Airbus perdía altura rápidamente, superando por sólo 300m el puente George Washington. El capitán tomó la decisión de amerizar sobre el río Hudson ejecutando una maniobra llamada “ditching ” y la mantuvo a firme. El descenso fue constante, se preparó a la tripulación y pasajeros para esta maniobra, y en el último instante la tripulación pudo levantar la nariz del aparato con lo cual el acuatizaje tuvo lugar suavemente (les recomiendo la película: "Sully: hazaña en el Hudson").

Sully logra, desobedeciendo una orden del control y con alta conciencia de situación, resolver la crisis sin víctimas que lamentar.

En el quirófano, cuando un evento grave ocurre, rápidamente se vuelve crítico: sangrado masivo, shock, hipoxia, paro cardíaco, hipertermia maligna, intoxicación aguda por anestésicos locales… El fracaso, ante la crisis, en más del 50% de los eventos, obedece a lo que denominamos habilidades no técnicas: factores humanos.

A nivel individual, en la teoría de los factores humanos se describen habilidades no técnicas que complementan los conocimientos técnicos para facilitar el funcionamiento seguro y eficaz. Son habilidades tales como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, conciencia de situación y el estrés controlado de la gestión. Los profesionales más eficaces emplean estas habilidades para tener un adecuado rendimiento al quedar sometidos súbitamente a alto nivel de stress.

Las habilidades no técnicas se pueden enseñar, practicar y evaluar junto a las habilidades técnicas y de capacitación en el lugar de trabajo.

Las habilidades no técnicas SE DEBEN ENTRENAR.

Esta es una asignatura pendiente de nuestras escuelas de formación profesional tanto de grado y posgrado.

¿Qué nos pasa físicamente cuando nos vemos sometidos a una situación crítica?

Nuestra respuesta a la supervivencia está centrada en 3 pilares: la visión, el procesamiento cognitivo y la habilidad motora. Los 3 se pierden ante el stress.

Ante el aumento del ritmo cardíaco inducido por las hormonas del stress, progresivamente se pierden estas tres habilidades, indispensables para llevar adelante con éxito cualquier proceso de atención médica.

Cuando la frecuencia cardíaca (FC) pasa los 140 (cosa que sucede tempranamente en estos casos, comprobado simplemente monitoreando profesionales en el simulador), perdemos primero motricidad fina, luego motricidad compleja, visión periférica y por último se compromete la capacidad cognitiva: el sistema límbico domina la corteza.

Así, el profesional sometido, sin entrenamiento, a una situación de stress, comete errores de fijación, pierde habilidad motora, no puede tomar decisiones… y el mal resultado es casi inevitable, con un alto costo para el paciente y para el profesional.

¿Cómo lo debemos gestionar?

Hoy las Instituciones tienen el deber de implementar protocolos de manejo de los eventos críticos más frecuentes. Estos protocolos tienen que ser desarrollados por los equipos de trabajo y aprobados por la Dirección Médica.

Herramientas:

CRM: este concepto, desarrollado por la industria aeronáutica fue inicialmente adaptado luego por diversos autores para la anestesiología (pionera como especialidad en estos temas) y hoy es una estrategia de gestión a ser utilizada en cada rincón de una Organización de Salud: RECURSOS PARA EL MANEJO DE CRISIS.

El CRM tiene como objetivo coordinar, utilizar y aplicar todos los recursos disponibles para optimizar la seguridad del paciente y los resultados. Estos recursos incluyen a todas las personas involucradas en el proceso junto con sus habilidades y actitudes, así como sus limitaciones, además del equipamiento. El CRM comienza antes de la crisis. Todos los principios que ayudan a manejar una crisis aguda también ayudan a evitarla. El CRM trata de captar los errores tan pronto como sea posible y minimizar las consecuencias negativas que ya han ocurrido. Gaba, Howard y Fish desarrollaron unos puntos clave del CRM para anestesia que han sido actualizados recientemente.

Puntos clave del CRM:

1. Conocer el entorno

2. Anticipar y planificar

3. Pedir ayuda pronto: declarar y ayudar a declarar la crisis

4. Ejercer el liderazgo y saber seguirlo

5. Distribuir la carga de trabajo

6. Movilizar todos los recursos disponibles

7. Comunicarse eficientemente

8. Utilizar toda la información disponible

9. Prevenir y manejar los errores de fijación

10. Comprobaciones cruzadas (dobles)

11. Utilizar ayudas cognitivas

12. Re-evaluar periódicamente

13. Buen trabajo de equipo

14. Repartir la atención de forma juiciosa

15. Establecer prioridades de forma dinámica

Hoy el entrenamiento se realiza a través de la simulación clínica.

Las Instituciones pueden hacer simulacros que les permitan poner a prueba a los equipos de trabajo. Por ejemplo: simulacro de sangrado crítico: tiempo del laboratorio, tiempo de medicina transfusional, tiempo en declarar la crisis, tareas de colaboración, etc. Se definen indicadores, se entrena y se miden periódicamente ajustando desvíos.

Estos protocolos y el plan de simulación y entrenamiento deben formar parte de la planificación estratégica de cada Organización, en función de las actividades que desarrolle.

Podemos extender estos conceptos también a ámbitos no quirúrgicos, por ejemplo un centro de diagnóstico por imágenes, tiene que contar con protocolos de reacción adversa por contraste, paro cardíaco, etc.

Un policonsultorio, sin mayor complejidad, también debe estar preparado para sortear emergencias con algún plan de contingencia.

En resumen: anticiparse a la crisis, implementar protocolos, entrenar el equipo de trabajo y sostenerlo en el tiempo.

Reflexión final:

La morbi-mortalidad asociada a eventos críticos en el quirófano sigue siendo muy alta.

Es muy alto el porcentaje de muertes evitables.

Estas afirmaciones imponen una obligación de gestión, indelegable para los líderes de las Organizaciones de Salud, para los líderes de equipos profesionales, para los formadores de profesionales.

La propuesta nos obliga a un cambio de los modelos mentales tradicionales, nos invita a pensar de una manera diferente el problema, a pensarlo en equipo, a anticiparnos, formarnos, entrenarnos. Las Organizaciones pueden aprender, pueden cambiar y crecer en Seguridad, aún sin recursos económicos.

Este artículo es una invitación a poner en marcha los cambios que nuestra medicina necesita, que cada uno de nosotros como profesional tiene la obligación y el derecho, para cumplir con lo básico… primero, no dañar.